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Mª del Carmen Cadena Roa
Miguel Angel Gutiérrez
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Mª del Carmen Cadena Roa
Miguel Angel Gutiérrez
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Entendemos por «problema» —un problema verdadero— toda situación que requiere solución a través de alguna alternativa que, por su parte, no se vislumbra fácilmente ni es inmediata, como sucede frecuentemente en el ámbito jurídico.
Estamos, claro está, acostumbrados a resolver situaciones de diversa naturaleza en la vida diaria que requieren búsqueda de soluciones, algunas tan sencillas como elegir la mejor ruta para llegar a algún lugar o determinar cuáles son las compras prioritarias. Algunas otras no implican la búsqueda de alternativas, sino se presentan como una cuestión que requiere una explicación. En otras ocasiones nos encontramos frente a dilemas de distinta índole, pero que implican únicamente la determinación o elección de sólo dos alternativas. Por ello en un principio puede no parecer fácil la idea de plantear un problema en términos de una pregunta abstracta como ¿Cuál X es Y?, aunque hacerlo nos permitirá dar un gran avance.
Una cuestión básica es encontrar las premisas a favor de la mejor solución del problema, con miras a tomar decisiones que nos conduzcan a la acción. Cabe aclarar, sin embargo, que las premisas son razones a favor de la solución del problema, pero establecerlas no significa plantear el problema. Tampoco debe confundirse al planteamiento del problema con su explicación, ni con una situación de conflicto, ni con la investigación de un asunto: lo que se busca son alternativas de solución, es decir, establecer qué es lo que se debe solucionar y cuáles serían las alternativas. La idea básica de plantear un problema es preguntarse sobre cuál es la mejor decisión respecto a ese hecho o situación, o, dicho de otra forma, determinar la acción o las acciones a realizar e identificar el ámbito al que pertenecen las posibles soluciones.
Para entender mejor lo que significa el planteamiento de un problema recurriremos a la ayuda del detective Sherlock Holmes:
«…Creo que voy a escribir una pequeña monografía sobre los usos de los perros en las tareas de los detectives.
—Mire, Holmes, en ese tema todo está descubierto. Los sabuesos, los podencos… —le contesté.
—No, Watson, no me refiero a eso. Opino que el perro refleja la vida de la familia con la que habita. Las personas enojonas y agresivas tienen perros enojones y agresivos, las personas peligrosas, perros peligrosos. Quizás en los cambios de humor de los perros se refleja la diversidad de los humores de sus amos.
—Me parece, Holmes —dije, mientras movía la cabeza con fuerte expresión de duda—, que eso es un poco difícil de probar.
Mi amigo volvió a llenar la pipa y a sentarse en el sofá.
—La aplicación práctica de lo que acabo de decir tiene mucho que ver con el problema que estoy investigando actualmente. La clave de lo que busco quizá esté en la respuesta a la pregunta ¿por qué Roy, el fiel perro-lobo del profesor Presbury, se lanza a morderlo?
Me recosté en el respaldo de mi sillón. No podía creer que Holmes me hubiera sacado de mis ocupaciones para resolver un problema tan insignificante. Él me miró y me dijo:
—¡No cambia usted, viejo Watson! Jamás entenderá que de las cosas más triviales puede depender la solución de los casos más graves. ¿Acaso le parece lógico que un fisiólogo objetivo y anciano como Presbury, que ha tenido siempre a su perro-lobo como el más inseparable de sus amigos, haya sido atacado en los últimos días dos veces por él? ¿Qué opina?
—Que el perro está enfermo.
—Sí, también eso hay que tomarlo en cuenta. Pero el hecho es que el perro no ataca a nadie más y sólo molesta a su dueño en circunstancias muy especiales. Es curioso, Watson, muy curioso…»
En el texto precedente, el famoso detective NO hace el planteamiento de un problema, sino que simplemente da la explicación de un problema, con ayuda de un análisis lógico a través de inducciones y deducciones, construyendo un argumento abductivo. La explicación al problema podría resumirse de la manera siguiente:
1. Un perro con el que se podía convivir de pronto se vuelve agresivo, es decir, hay una situación conflictiva, compleja, que requiere solución, la cual no es aparente ni está a la vista.
2. Hay varias posibilidades por las que el perro podría haber desencadenado la situación descrita.
3. De cada una de esas posibilidades (enfermedad, cambio de humor, influencia del dueño, &c) puede desprenderse una acción que ponga fin a la situación de conflicto.
Para plantear la situación como problema, empero, nuestro detective tendría que analizar el hecho no como una investigación de qué explicaría mejor el cambio del perro, sino como qué es lo que se debe cambiar en el perro para que deje de atacar a su amo, sin dejar de considerar, por supuesto, la manera en que encajaría este problema resuelto en el contexto de la investigación. La solución de este problema, mejor incidir en el perro para que deje de atacar a su amo, provee también de elementos para reconstruir una explicación de su conducta.
En cualquier investigación o toma de decisiones la CLARIDAD en el planteamiento del problema es lo que proporciona de inmediato pistas para su solución: ámbitos de acción específicos. Cuando no se tiene claro qué se está buscando resolver se pierden tiempo y energías, lo que debemos evitar siempre. •
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REFERENCIAS
· Conan Doyle, Arthur. El archivo de Sherlock Holmes, «La aventura del hombre que reptaba». Editores Mexicanos Unidos, 2006. Pp 8-9.
· Imagen: El Greco
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